I ANTE LA ORIGINALIDAD DE LAS LETRAS


LA SINAPSIS DE LA TORMENTA

I
ANTE LA ORIGINALIDAD DE LAS LETRAS
2018



Ante la originalidad de las letras.
Bajo la suavidad de las hojas
Contra la fragilidad del papel.

La había visto unos días antes; no cesaba en sus tareas diarias. Casi siempre era impaciente por su ritmo acelerado. Al volver a levantarse, al caminar tanto en el descanso como en el trabajo.
            Un buen día, releyó en el papel, la noticia que le causase gran impacto alternaba el pensamiento mientras saboreaba el café. La alarma sonó y en el trascurrir de las paginas, el café se enfrió.
Una vez más, el ritmo es el árbitro de la lectura. De esta manera recordó el encargo que debía hacer. Al incorporarse nuevamente, después de subir por la escalera, tomo el libro, l envolvió en su forro y le coloco en la mochila…
- ¡Cuánto tiempo sin verte! - dijo.
Por la lluvia y los relámpagos ni siquiera le oyó. No muy lejos de allí, la tormenta tomaba forma, las gotas que escurrían por las gafas habían impedido calcular la distancia del auto, el sonido del claxon. La sombrilla alzada, un frenar repentino. Al otro lado del charco, un niño observaba atentamente la oscilación del bullicio. Apagose la luz verde del semáforo.
-       ¡Escucha!, mira que estuve a punto de… – decía cuando la sombrilla se alzó y por un instante, los motores, los relámpagos, la lluvia, el bullicio de la calle desaparecieron. La mirada extasiada le alucino. Al volver en sí, el conductor le recomendó un mayor cuidado al cruzar.
-       Gracias – dijo.
La combinación singular de la imagen y la voz no se hubiere podido siquiera imaginar. Llego el momento arrítmico, un conjunto de hechos que no se repetirían seguramente. La tormenta casi era en su plenitud. El rompecabezas del observador fue, con el amarillo y luego con el rojo comenzado a armar. La alarma volvió a sonar los sonidos se volvieron a escuchar. Cuando volvió la mirada se había desvanecido entre la multitud. Durante todo el día la lluvia continuó suavemente.
La noche anterior al volver a casa, mientras caminaba por la calle solitaria, sentíase abatido y abandonado por una cuestión pendiente de aparcerías, al pasar cerca del edificio entro un momento para descansar. Al entrar habían apagado las luces, pero enseguida encendieron velas, cuando se acercaba la hora todos se retiraron.
 Cerraron las puertas del edificio la lluvia comenzaba a caer fuertemente de nuevo, estaba también esperando una mujer. El auto llegó ella al subir hablo con un personaje que no pude reconocer, debido a la sombra y la lluvia. Sin embargo, la puerta se volvió a cerrar, el auto se fue, un relámpago cayó fuertemente, su resplandor hizo que percibiera su blanco ropaje y abrí la mochila para sacar el paraguas.
Si no está muy lejos puedo acompañarte; ¿necesitas la sombrilla?, necesita compañía, que lluvia verdad, estarás más tiempo aquí. Todo esto pensaba, entre otras frases. Aunque ninguna deja de sonar extraño por mi consciencia y educación no podía irme así sin más. Así que dije
-       ¡Buenas! –
-       Hola – Respondió.
-       Lo siento, pero está usted esperando a alguien o se va a quedar aquí – dije yo.
-       Eh… yo… - titubeo con cierta extrañeza. Pues se le notaba alguna contrariedad.
-       Si quieres puedo acompañarte, o si prefieres, llévate la sombrilla – replique.
Se quedo un tanto extrañada. Pero cuando se quitó las gafas, el blanco papel absorbió la sal, el sentimiento tormentoso que se deslizaba en las mejillas. Después asintió y comenzó a caminar. Después de algunos pasos cuando iba a conversarle, se adelantó aprisa e hizo la señal a un taxi y se fue.
-       ¡JA! – la buena voluntad pensé en mis adentros.
Una vez más, el niño estaba observando la televisión en casa. Allí, las noticias, la cena y los gritos de los padres impedían la lectura del libro que releía todos los días en la noche, al medio día y por la mañana. Aquel día estaba exactamente a la mitad, le había leído algunas veces sin embargo aquel relato no fue como ninguna otra vez pues encontró un extraño quiasmo:
Escuchar la suavidad de la lluvia.
La fragilidad de las gotas
La originalidad del papel.

¿el titulo? Se llama.. “La Sinapsis

CONTINUARÁ…


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