PATER ET FILIE (EL NIÑO Y EL PADRE)
ΠΑΤEΡ
¡Hijo! Yo vendré por ti después de la escuela. Y esperas,
en la puerta con cierto frenesí porque quizá tu padre no frecuenta la escuela o
nunca va por ti, sin embargo, aquel día lo esperas con ansia y sabes que ira, porque
confías en tu padre. Luego la fe tiene que ver con la confianza. Tu sabes que
vendrá, pero no lo puedes comprobar con seguridad, de modo que este
conocimiento va más allá de lo racional. Aunque desde otra perspectiva, tu podrías
localizar con GPS la ubicación de tu padre, y mirar por donde va, aquí también
hay seguridad, pero es distinta porque es comprobable. Así pues, en
contraposición con la confianza la espera tiene mayor peso ontológico. Por qué
no sabes en que momento vendrá, puede tardar o puede llegar incluso antes.
Entonces el sentimiento se trasforma en alegría por la espera. Sin embargo,
cuando tarda más de lo normal, nuestra confianza pierde su valor, se vuelve
tristeza. No entendemos el por qué no sucede tal cual esperábamos. En la
traducción hacia el lenguaje filosófico, es una razón que no entiendo que no
tiene lógica, el por qué mi padre dijo “tal” no sucedió como “tal” sino
distinta. Si al estar en la puerta esperando con tu mochila, que llegue tu
padre, los rayos del sol comienzan a darte calor, tu circulación en las piernas
te obliga a sentarte y las manecillas del reloj se vuelven eternas, se han ido
casi todos tus compañeros y cuando parten todos, tu espera ya no es espera,
sino frustración y por ende cae la confianza en el otro. Los porteros conversan
entre si y ya sabes lo que te dirán, suena un pajarillo, una gota cae por tu
nariz los rayos del sol no te pegan más, el viento suena al entrar por la
ventana. Lloverá, una puerta es azotada por el viento y de repente cuando la
gota de agua vuelve a caer por tu mejilla, otra más sale de tu interior,
comienza a llover los porteros se van, la puerta queda abierta, mientras la
cortina de agua baja lentamente. El brillo del rayo te apantalla por un
instante y el temblor del trueno llega hasta tus pies, y la sombrilla se abre.
¡Esta mejor!… reconoces la voz, no lo crees, abres los ojos y se enfocas
lentamente, se ve borroso, las gotas no te dejan ver la silueta. Tu padre ha
llegado, un poco vacilante asientes con la cabeza. Llegaste tarde… dices. El
padre lo sabe, pero no hay palabras para decir, las disculpas que podría haber
dicho, quizá empeorarían el hecho. Mete la mano en el abrigo, te regala un
dulce, ese que no te deja comer, aunque estas algo contrariado le tomas el
caramelo, comienza a caminar, el rayo vuelve a resplandecer, la lluvia se torna
más fuerte, los porteros cierran la puerta, es una de aquellas tardes que
lloverá fuerte, las campanas suenan, los pajarillos buscan refugio, mientras
caminan tu zapatos mojados suenan, tu padre te levanta y te carga en los
hombros, tu sostienes la sombrilla, bajan por la calle y las gotas vuelven a
pasar por tus mejillas, tu sentimiento ha regresado.
Un calor te acaricia la nariz en medio de la tormenta y
miras la azúcar en la harina, y un grisáceo de león, les rocía el pantano de la
calle los dos sonríen mientras cruzan. Caen a causa de Harley y el anciano
rebelde, pero no caes en el pavimento, la nube de humo se aleja y Harley
detuviese un poco más adelante, la sombrilla en el charco es levantada por la
corriente y pareciese que duerme pero inconsciente yace bajo el enjambre de
gotas,-PAPA, PAPA, PAPA, El anciano me mira estupefacto, el niño piensa y
grita, de nuevo, se inclina un poco y trata de animarle, las gota en las
mejillas se confunden con las lágrimas y suspiro el anciano camina un poco,
separa al niño a pasar de los gemidos, la sirena suena, de lejos, el perro
ladra, los coches se detienen y el niño se sienta con la sombrilla las personas
se aglomeran alrededor. La lluvia se detiene. El niño mira al anciano, y el
papa le llama, hijo, hijo, el anciano aparta a la gente y el niño se acerca
rápidamente, ahora, Él ve la silueta borrosa se enfoca rápidamente y el la
sirena es silenciada. El padre lo mira fijamente y le dice- HIJO la vida, no es
más que un soplo… el anciano eess, eeeeees, eessss mi PADRE, la vida es bella,
aunque complicada, te veo mas tarde.
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